"Siempre que escribo algo sobre el estanque del Retiro pienso, irremediablemente, en las horas secretas de la noche, cuando se Cierra el parque y el estanque duerme seguro de que no le va a cruzar ninguna barca. A pesar de los guardas que recorren como almas en pena las avenidas y los caminitos, casi todas las noches se queda, Oculto entre las frondas, algún rezagado de confusas intenciones. Por las veredas desiertas avanza una sombra humana. ¿ Qué quiere este burlador, medio loco, de las ordenanzas'! N o lo sabe él mismo. Ignora que las estatuas pasean por la noche y que el Ángel Caído descansa de su incómoda postura o incluso se acerca al estanque para remojar sus alas malditas por pecado de soberbia y libre examen.De pronto, el loco clandestino ve avanzar hacia él una femenina sombra blanca. Se repliega como un tigre. El corazón le late "
"Este domingo
"Durante esos domingos pasados los conciertos nocturnos de
“Nos imaginamos mal a los vecinos del barrio de Salamanca, aun estando tan próximos, en los conciertos nocturnos del Retiro, y mejor que a ellos, a las pálidas señoritas que viven en la \ calle de
El Retiro es de lo poco que nos queda sin estropear en la capital de España, donde es, desgraciadamente, el día que no perdemos algo fundamental creyendo que ganamos algo acorde,como un ritmo actualista, contra el que no tendríamos nada que decir mientras sus afanes de expansión fueran periféricos, mientras Madrid creciera a lo ancho y no a lo alto, como con tanta frecuencia ocurre con menos control urbanístico del que nosotros desearíamos.
Creo que el Retiro es uno de los mejores parques de Europa.A mí, personalmente, me parece mejor que el Bois parisino, que el Pincio romano, que el Prater, de Viena, y que lo que fue el famoso Tiergarten berlinés. Sobre todo, en cuanto a encanto misterioso, a intimidad poética, a laberinto inesperado. Y esta intimidad, este encanto, el que temo que se vaya al diablo si se mueve en algo el difícil equilibrio que el Retiro tiene, quizá sin que nadie se lo haya propuesto, ya que no cuento entre valores sutiles las reformas, todas o casi todas de buen gusto, que se han hecho en el Retiro durante los últimos años.
No son -fuera del ya histórico paseo de Coches-- avenidas abiertas al tráfico lo que necesita el Retiro, sino la conservación de sus innumerables caminitos, de sus paseos solitarios, de sus plazas silenciosas. Que los peatones que vayan de un barrio a otro de noche por aquellos contornos tengan que dar un rodeo por encontrarse con ese verde macizo cerrado, confieso que me trae sin cuidado.
N o tengo aquí espacio para realizar un bello artículo bordando sobre el cañamazo del tema crepúsculos, enamorados, melancólicos paseantes solitarios ... En cierto modo, es una lástima, porque eso y no otra cosa es lo que a uno "le sale" bien. Tampoco me parece suficiente argumento traer a cuento las infinitas estampas de niñez y de adolescencia que el Retiro guarda para dulces recreos nostálgicos de nuestra memoria. Las acostumbradas dimensiones de un artículo se han cumplido sin haber podido hacer mucho más que apuntar el tema polémico al que la suerte de nuestro parque está condicionada.
Vaya mi voto en contra de que se quiten verjas y de que se abran en el Retiro modernas avenidas para el tráfico. El Retiro no es un verso libre, sino un soneto perfecto y hermético... No le toquemos más que así son sus rosas.
1 comentario:
Hola Manuel.
Sigo por mi blog, no he desaparecido, ni mucho menos, aunque tengo un poco abandonado "mi bosque", eso es cierto.
Yo también te deseo una bonitas fiestas a ti y a los tuyos, de todo corazón y que el próximo año sigas regalándonos imágenes tan bellas como las que has publicado en 2008.
Un beso.
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