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Libro de Maravillas
13/10/11
12 de Octubre. Madrid Insolito
Me gustaría comenzar esta crónica diciendo: “me he echado una longaniza, un bollo de pan al morral y aprovechando el puente o acueducto del doce de octubre, he ido a parar aun pueblo ignoto de nuestra piel de toro y me topado si yo buscarlo blablabla”
Pero como suele suceder la realidad supera cualquier elucubración, el caso es que no me he movido de Madrid.
La procesión comienza a las 19 pasadas,, pero como yo soy ateo llevo desde las cinco y media esperando, pues yo me había anotado que la procesión comenzaba a las seis de la tarde, y como quería ser de los primeros, héteme aquí comido por las moscas y sentado en un duro banco de piedra de la Plaza de San Ildefonso. Hace calor quizás por eso la plaza no tiene apenas concurrencia salvo algunos grupitos de jóvenes, descansando en la sombra su juventud.
En la puerta de la iglesia dos, tres personajes que me acaban poniendo nervioso, uno de ello con traje gris y corbata rosa, fuma en pipa y no para de dar paseitos cortos como preocupado, el otro con traje mas oscuro y discreto lleva entre las manos unos folios que no para de mirar y remirar, luego está una chica con un suéter rojo, se ve a lo lejos que está en pecado mortal, lleva también entre las manos unos folios que mira remira y de vez en cuando escribe o subraya algo en ellos, no para también de moverse y de vez en cuando cruza hasta la acera de enfrente de la iglesia, como buscando que corra el aire, es una chica joven pero que su sobrepeso hace que se mueva con fatiga y es por ello que digo que está en pecado mortal, sino pone remedio el pecado de la gula es condenatorio y no valen rezos ni penitencias, o eso tengo entendido, que reitero yo de religiones entiendo lo mismo que un mono de mecánica. Sobre las seis menos cuarto, van llegando algunas albuelas repeinadas y dejando un fuerte olor a naftalina a su paso, quizás procedentes de los estandartes que traen en las manos, las que vienen con unos porta cirios relucientes van dejando un olor a limpiador de plata.. Por mi derecha avanza despacio un cura viejo encorvado le acompaña una señora de su misma edad y fisonomía, bien pudiera ser una hermana o una prima o su antigua barragana, lo cierto es que entre los dos alcanzan y rebasan al mismísimo Matusalén. Son las seis y veinte, alli no para de llegar gente diversa, ahora llega el de la bandera de España, parece que acaba de salir de la peluquería o se ha bañado en Barón Dandi, mi olfato se va llenado de olores rancios, todo ello mezclado con un olor a aguardiente mal digerido que desde que he llegado impregna la plaza. Son las seis y veinte y la procesión no parece que se ponga en marcha. Anoto en la libreta que siempre me acompaña” en España ya nada funciona, ni las procesiones salen a su hora o la hora que Dios manda”.
Menos mal que como he venido temprano y tanto que llevo dese las cinco y media aquí sentado dejando que las moscas me soben a gusto y la procesión no tiene pinta de que de comienzo, siguen poniéndome nervioso esos tres de los que he hablado, voy cayendo en la cuenta de que deben ser o son los mandamases de la procesión, los managers del cotarro. Lo que estaba diciendo es como había llegado temprano tuve oportunidad de tomar un café en el Pepe Botella, pero como estaba esta terraza a tope y el resto que están en la plaza también ocupadas me lo tome en la barra y de pie. Todavía había gente esperando una mesa para comer, los mas madrugadores supongo, pues cuando llego a la plaza son casi las cuatro de la tarde pasadas. En la plaza banderines y en la zona de sombra hay montado un pequeño entretenimiento para los mas pequeños, los del 15M, han aprovechado el día festivo para organizar en la plaza diversas actividades lúdico recreativas, la verdad no hay mucha gente y como creo que ya he dicho están todos en la zona de sombra y es que al solo se las trae, si fuera un asunto de lidia diríamos que un cuarto de entrada y todos en sombra.
Volvamos a la procesión, son las seis y media pasadas, llega la banda de música, con sus trompetas, flautas, oboes y tambores que relucen al sol de la tarde de un día 12 de octubre. No quiero abandonar el banco que aunque incomodo, al menos es un banco, pero no puede ser que no comience la procesión, si al menos me hubiera traído el libro que estoy leyendo: “El niño del jueves negro de Alejandro Jodorowsky”, la espera se me hubiera echo menos pesada, pero me lo tuve que dejar en casa en el aparador de la puerta. No me queda mas remedio que abandonar el banco de piedra y acercarme a investigar el motivo del retraso de la procesión. Leo el cartel:
6t Misa solemne en San Ildefonso
7t Procesión hasta el templo de San Martín.
.por las calles de Colón, Valverde y Desengaño
¡El Señor te espera acompáñalo!
Contengo una blasfemia entre mis labios, si llego a tener un palo a mano me rompo el cráneo, si esto me pasa por ser ateo, no le encuentro otra explicación para tanta equivocación.
Bueno ya queda menos, son las siete menos cuarto y ya parece que estemos todos, ha llegado la policía municipal que cortará las calles y encabezará la procesión abriendo paso.
Por fin, parece que las cosa se pone en marcha, miro el reloj son las siete y cuarto y ya comienza a salir por la puerta los hermanos cofrades, con sus cirios, estandartes, tres curas incensarios acompañados por dos jóvenes acólitos, el palio y el ojo de Dios se ponen en movimiento.
Poco a poco fueron llegando todos, el tonto que no falte, el cura viejo, el de la bandera de España, la señora acartonada, que parece una reencarnación de Doña Polo, el cura iluminado que avanza como un zombi con el ojo de Dios dorado entre las manos muy en lo alto y todas las viudas del barrio que se han vestido de domingo para llevar los cirios encendidos entre sus arrugadas manos, lo que se dice juventud habas contadas.
Avanza la procesión despacio por esa angostura de calle, parece que son muchos, pero descontados los músicos, siendo generosos no pasan de cincuenta, apenas hay curiosos.
Las putas, con perdón de la calle Valverde, Desengaño y Luna, permanecen en sus puestos, eso si se arriman mas contra la pared y observan como transcurren las devotas y pocos devotos, alguno de ellos seguro que ha probado su vulva, pero ahora toca cantar:”Ave María Purísima, tralará…
En este punto me acuerdo de una historia que no hace mucho que me contaron:
Las mujeres de antes, las antiguas- y yo añado estas que van ahora cantando el Ave María- eran mas frescas que las chicas de ahora, si claro las de antes llevaban la falda, el refajo, las enaguas y algunas polos, por lo que antes de quedarse desnudas tenían tiempo de sobra para pensarlo, las chicas de ahora por el contrario como mucho una cremallera y ya están en bolas” esto se lo contó el abuelo de este conocido mío.
Yo creo sin falta modestia que esta crónica y sus fotos son meritos suficientes para que por fin el Sr Alcalde, me nombre cronista oficial y oficioso de la Ilustre ciudad de Madrid.
Las fotos están echas con una cámara que me ha prestado la Fnac, una Canón Ixus 115 HS. Como el espectáculo que se me ofrecía a mis ojos me resultaba tan insólito, les he pedido al laboratorio de Avedón, California USA, que les diera un aspecto como sacadas del baúl de la abuela.
Se escribió en la terraza de Pepe Botella
En Madrid a 13 de octubre de 2011.
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1 comentario:
Lo dicho de las fotos lo mantengo y la crónica muy "gráfica"
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